Changos en la actualidad y las Balsas de Cuero de Lobo
El miércoles 9 de septiembre el pueblo Chango ha sido reconocido legalmente como etnia nacional, siendo incorporados a la Ley Indígena N°19.253.
Uno de los elementos que identificaron a este pueblo costero, fue la construcción y uso de las Balsas de Cuero de Lobo para labores de pesca en las costas del norte de Chile, y ejemplos de este legado material, se encuentran en las colecciones que se resguardan al interior del Museo Arqueológico de La Serena.
Parte de este legado, es la balsa construida por Roberto Álvarez, último constructor de este tipo de embarcación, quien heredó este conocimiento ancestral de la familia Vergara. Según datos tomados por Jorge Iribarren en una visita a Caleta Chañaral de Aceituno en 1955, la familia Vergara había transmitido por generaciones estos saberes desde Huasco hasta Punta de Choros, pequeñas caletas de entonces, donde se radicaron distintos miembros de esta familia.
Los changos, como pueblo costero, se movían constantemente de lugar, ya sea constantemente o por temporadas, característica que vemos en la familia Vergara y el asentamiento de sus miembros en distintas caletas del norte chico. Así, en la libreta de campo de Iribarren, se mencionan fechas y lugares donde se usaron estas balsas hasta mediados del siglo XX, en la década del 50. Específicamente, en Huasco, José Virginio Vergara aún las usaba en 1943, mientras que Justo Hilario Vergara las usó hasta 1925 en la localidad de Punta de Choros.
Por su parte, Roberto Álvarez, original de Carrizalillo, era hijo de Ema Álvarez y nieto de Nicolás Vergara, radicado en Caleta Chañaral de Aceituno, Región de Atacama, y es quien continúa con la tradición familiar de construir balsas de cuero de lobo.
Jorge Iribarren publica en 1955 la primera Nota del Museo titulada "Los Últimos constructores de balsas de cueros de lobos", con datos recopilados en su visita a Punta de Choros, Carrizalillo y Caleta Chañaral de Aceituno.
Ese primer contacto con Roberto Álvarez en 1955, significó una oportunidad para nuestro Museo de poder rescatar este saber, permitiendo materializar la balsa que conservamos en nuestra Institución desde 1965.
Las gestiones iniciadas por Jorge Iribarren, las culmina Hans Niemeyer, quien encarga su confección a Roberto Álvarez, para finalmente donarla al museo el 14 de julio de 1965, según consta en carta que damos a conocer hoy:
Algunas imágenes de la libreta de campo, indican los nombres de la familia Vergara que transfirió este conocimiento de generación en generación hasta Roberto Álvarez.
Carta de Hans Niemeyer que confirma la donación de la balsa al Museo Arqueológico de La Serena, el 14 de julio de 1965.